Hasta el fin de los años 50, en Francia no se producía prácticamente ciencia ficción y, la poca que había era la anglosajona. Un caso especial fue la novela La Planète des singes (El planeta de los simios) (1963), de Pierre Boulle. La trama nos cuenta, a partir de un marco narrativo en el que una pareja que viaja en una nave espacial encuentra un manuscrito flotando en una botella en el espacio que, en el año 2500, el periodista Ulysse Merou, junto con un grupo de astronautas, viaja a un planeta que orbita alrededor de la estrella Betelgeuse. Allí se encuentran con un mundo donde los monos son la especie dominante mientras que los seres humanos son los salvajes mostrados en jaulas de los zoológicos, utilizados para hacer experimentos de laboratorio y cazados a manera de deporte. Ulysse es capturado y sujeto a experimentos. La historia cuenta, a partir de la memoria de otro de los cautivos en el laboratorio, cómo los monos alcanzaron el poder, arrebatándoselo a la civilización humana. Ulysse consigue, eventualmente, escapar y volver a la Tierra. Solo que, al llegar, descubre que en realidad se ha tratado de un salto temporal y es la misma Tierra la que ha sido conquistada por los simios. Finalmente, nos enteraremos de que el manuscrito encontrado había sido escrito por el propio Ulysse. La pareja que lo había encontrado era una pareja de chimpancés que terminaros por descartarlo por encontrar increíble que los humanos pudieran ser más inteligentes que los simios.
Es de señalar la diferente forma que adopta la literatura de ciencia ficción en el ámbito europeo. Tanto en Francia como en, Gran Bretaña o Italia, por ejemplo, la concepción de este tipo de obras dista mucho del modelo de aventuras. Quienes la practican son generalmente reconocidos escritores, en ocasiones ligados al posmodernismo, la metaliteratura y la experimentación en general. Es interesante observar cómo, en las décadas del 50 y 60, la literatura de ciencia ficción francesa no era especialmente cultivada y, si aparecían algunos textos, estos provenían de la apropiación de algunos escritores como Boris Vian. Por ejemplo, L’herbe rouge (La hierba roja) (1950), es un libro en el que priman el surrealismo y la patafísica. La trama tiene lugar en un prado cubierto de hierba roja. Un ingeniero y su ayudante construyen una “máquina del tiempo” que trasladará al primero a deferentes momentos de su pasado para poder borrar sus recuerdos. Aquí, la “máquina” se presenta como un instrumento de psicoanálisis donde los temas son las obsesiones y la memoria. Si bien el libro de Vian no puede ser considerado propiamente en el contexto de la ciencia ficción, sí es cierto que su obra influyó fuertemente a la generación de los escritores de la “Nueva Ola” británica.
También aparecerán en Francia
dos películas de autor (una película y un cortometraje), que pasarán a ser
piezas de culto del género.
El cortometraje La Jetée (1962) dirigido por Chris Marker,
tiene por tema a la memoria y narra cómo, luego de una Tercera Guerra Mundial
que deja al mundo devastado, un grupo de científicos llega a la conclusión de
que la humanidad solo podrá ser salvada mediante viajes en el tiempo, hacia el
pasado o hacia el futuro, en busca de ayuda. El preso Davos Hanich será el elegido para realizar el viaje
debido a sus obsesivos recuerdos, en su infancia de antes de la Guerra, de una
mujer que vio en el aeropuerto parisino de Orly.
Por su parte, Alphaville (1965), de Jean-Luc Godard, enmarcada en la Nouvelle Vague, es un thriller distópico y también una sátira política. Lemmy Caution, el protagonista, es un agente secreto que ha sido enviado a Alphaville a fin de encontrar a otro agente que ha desaparecido allí. Otro de los motivos de su presencia en la ciudad es que debe asesinar a su fundador, el Profesor Von Braun. La película nos muestra una totalitaria sociedad del futuro donde existen, por ejemplo, diccionarios a los que se refiere como biblias y donde palabras como por qué, amor o llorar han sido prohibidas.
Después del mayo francés, aparecen algunos escritores más como, por ejemplo, Jean-Pierre Hubert, quien empieza a publicar a mediados de los años 70. Su novela Le Champ du Rêveur (1983),nos cuenta que, poco después de terminada la Segunda Guerra Mundial, un niño muere porque un proyectil ha explotado entre sus manos. Su cerebro es recuperado por científicos de una civilización galáctica que estudia inteligencias extrañas. Estos lo injertan en el cuerpo de una orca y comienzan a sondear sus sueños.